Entre el 18 y el 26 de enero, tres investigadoras del IDIBAPS recibieron alumnas de bachillerato de la Escuela Garbí Pere Vergés de Esplugues de Llobregat y Badalona, del IES Consell de Cent y la Escola Vedruna Gràcia para enseñarles cómo es su día a día en el laboratorio y la investigación que llevan a cabo.
Fara Brasó-Maristany, investigadora postdoctoral del grupo Genómica traslacional y terapias dirigidas en tumores sólidos liderado por Aleix Prat, trabaja en la identificación de nuevos biomarcadores que permitan predecir la respuesta al tratamiento de las pacientes con cáncer de mama. “También nos interesa poder clasificar los distintos tipos de tumores según su perfil molecular, puesto que el cáncer es una enfermedad heterogénea”. Por la mañana del 18 de enero, Brasó-Maristany contó con la ayuda de Laia, Anna y Emma de la Escuela Garbí Pere Vergés de Esplugues de Llobregat. “Nos ha sorprendido mucho la tecnología avanzada que emplean en el laboratorio. Tampoco esperábamos ver a tantas mujeres en el laboratorio, pero eso nos inspira a escoger una carrera científica y nos ayuda a estar seguras de la opción que hemos elegido”.
La falta de referentes femeninos en ciencia es uno de los obstáculos que afrontan las jóvenes estudiantes a la hora de decidir su futuro. En palabras de Emma, “se echan de menos este tipo de figuras”. Impresión que comparte Anna a través de la experiencia de su madre, ingeniera, que cuando estudió la carrera era la única chica de la clase, junto a una compañera. “Sin embargo, la ciencia no es solo para los hombres, aunque en la historia únicamente se mencionen figuras masculinas y sus descubrimientos. Las mujeres también contribuyen al avance de la ciencia con hallazgos importantes”, remarca Laia.
Para Fara Brasó-Maristany, recibir a las chicas en su laboratorio es una gran oportunidad para poder alentarlas a que se conviertan en científicas. "Además, creo que también es una experiencia muy enriquecedora para nosotras, las investigadoras". Experiencia que repitió al día siguiente, 19 de enero, con Ainara, Bruna y Tanja de la Escuela Garbí Pere Vergés de Badalona. Las tres tienen medicina o biomedicina como primera o segunda opción de carreras que les gustaría estudiar. “Al final todo dependerá de las notas, pero sí, nos gustaría mucho ser admitidas y formarnos en el Campus Clínic, donde se unen la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, el Hospital Clínic Barcelona y el centro de investigación IDIBAPS”. Medicina e investigación forman parte una de otra, ya que encontrar la cura de una enfermedad requiere resolver preguntas en el laboratorio. “La visita nos ha permitido valorar la investigación biomédica para avanzar en conocimiento y salud. Sin lugar a dudas repetiríamos y recomendaríamos la experiencia a otras compañeras”.
El cáncer es una de las principales enfermedades sobre las que se investiga en el IDIBAPS, pero también existen numerosos grupos dedicados a las patologías hepáticas. Sofía Pérez del Pulgar, investigadora acreditada CIBER del grupo Enfermedades hepáticas víricas, genéticas e inmunomediadas dirigido por Xavier Forns, estudia de cerca dos de los virus causantes de la hepatitis: el B y el Delta. Concentrada en la observación de muestras de pacientes en el microscopio, la encontraron Mahruck, Zainab, Meriam y Maria, estudiantes del IES Consell de Cent, el 25 de enero. “¿Habéis visto alguna vez un hígado afectado de hepatitis? Si os acercáis al microscopio observaréis cómo afectan los virus de la hepatitis B y Delta a las células. Fijaos en estas manchas marrones. Nos indican infección por virus B, mientras que las rojas corresponden al Delta. Un hecho interesante sobre este último es que necesita las proteínas del primero para realizar nuevos virus. Si está solo en una célula, únicamente la destruirá, pero no podrá multiplicarse”, explica Pérez del Pulgar captando toda la atención de las chicas. A continuación, cada una de ellas se sienta donde antes estaba la investigadora y explora bajo la luz del microscopio las diferentes tinciones de los tejidos de los pacientes.
"¿Qué estudiaste para llegar hasta aquí?". Química. Las caras de sorpresa de las chicas son difíciles de esconder. “Pensad que en un laboratorio hay perfiles muy diversos. Biología, medicina, química, física, matemáticas. El trabajo conjunto de personas con estos conocimientos nos permite ir mucho más allá en el planteamiento y la resolución de problemas para avanzar en el conocimiento”, destaca la investigadora. "Y si os fijáis, también somos muchas las mujeres que trabajamos en el laboratorio". Una de ellas, Thais Leonel, enseña a las estudiantes cómo funciona la técnica de la PCR, que finalizan la visita visualizando fragmentos de ADN que ellas mismas han separado mediante una electroforesis. “Al llegar esperábamos ver a más hombres en el laboratorio, así como un ambiente mucho más serio y distante. Acompañar a Sofía y Thais nos ha gustado mucho. No acostumbramos a tener la oportunidad de interaccionar directamente con las investigadoras y nos ha motivado mucho a seguir estudiando para entrar en medicina, biología... y quizás en unos años estemos también en un laboratorio”.
Ana Martínez, investigadora predoctoral del grupo Biología vascular hepática liderado por Jordi Gràcia-Sancho, acogió al último grupo de alumnas. Tras finalizar un examen de matemáticas, la tarde del 26 de enero, Nora, Susi y Aroa, de la Escuela Vedruna Gràcia, conocieron de primera mano la rutina de la joven investigadora. Martínez trabaja con modelos animales y celulares para estudiar los mecanismos que favorecen la degradación de las células en enfermedades como la cirrosis hepática. “Trabajar con células me parece muy interesante. Sin embargo, los modelos animales ya me parecen más complicados. No sé si sería capaz”, comenta Nora. “De hecho, me veo más como médica, tratando todos los días con pacientes, que como investigadora, ya que la medicina es lo que vivo todos los días en mi casa”. “A mí me preocupa especialmente qué carrera tengo que elegir y cómo condicionará mi futuro. Me gusta mucho la investigación, pero no estoy segura de querer seguir una carrera centrada exclusivamente en el mundo académico. También me gustaría conocer otras salidas como la industria o la comunicación científica. ¿Necesito hacer un doctorado?”, pregunta Susi.
Martínez explica punto por punto a las estudiantes cómo ha llegado a ser investigadora predoctoral. Las oportunidades que existen. Las becas y ayudas. Cómo funcionan los grupos de investigación y las diferentes etapas de la carrera investigadora. Las frustraciones, pero también las alegrías que da la investigación. “Es un mundo apasionante, difícil y duro a veces, pero cuando salen bien las cosas, la alegría no tiene precio. La carrera y el doctorado son años apasionantes”. “Hemos venido aquí muy motivadas, porque nos interesa mucho el mundo de la ciencia, pero también sabemos que no todo es perfecto. La verdad es que agradecemos mucho la oportunidad de tener esta visión honesta y realista, de la mano de una persona que se dedica a la investigación”, añade Aroa. “Nos ha encantado la actividad. Si volvéis a hacer algo parecido, por favor, avisadnos”.
Esta actividad de la UCC+I del IDIBAPS recibe el apoyo de la FECYT.