Un estudio publicado en Nature y liderado por la Universidad Nacional Australiana identifica una variante del gen TLR7 como causante del lupus eritematoso sistémico (LES). Este hallazgo abre camino al desarrollo de tratamientos más eficaces.
El gen TLR7 tiene la capacidad de reconocer el ARN de virus y bacterias y activar el sistema inmunitario para darle respuesta. Una mutación en este gen puede desencadenar una reacción autoinmunitaria como la que se produce en el lupus.
El lupus es una enfermedad autoinmune crónica que se desarrolla cuando el sistema inmunitario ataca al propio organismo. El lupus eritematoso sistémico (LES) es el más común pero también existe el cutáneo, el inducido por medicamentos y el neonatal. Los factores causantes pueden ser hormonales o ambientales, como los estrógenos, las infecciones, el estrés emocional y físico, el embarazo, varios fármacos y la luz ultravioleta de la radiación solar. Es una enfermedad sistémica, porque puede afectar a cualquier órgano.
Los síntomas son similares a la gripe; por ejemplo, la fiebre, la fatiga, la pérdida de peso, el dolor de cabeza y los dolores musculares y articulares que pueden aparecer y desaparecer en forma de brotes. Por ahora no existe un tratamiento que cure el lupus, pero los analgésicos, antiinflamatorios, corticoides, inmunosupresores y la terapia biológica reducen la acción del sistema inmunitario. A su vez, los inmunosupresores pueden aumentar la susceptibilidad de algunos pacientes a desarrollar infecciones. Llevar un buen estilo de vida como una alimentación equilibrada, realizar ejercicio físico de forma regular y evitar la exposición solar y el tabaco ayudan a mejorar la sintomatología.
Hace años que los investigadores sospechaban que el gen TLR7 podía tener algo que ver en el desarrollo del lupus sistémico, pero hasta ahora no se había confirmado. Esto fue posible a partir de la secuenciación del genoma de una joven española a la que le diagnosticaron la enfermedad a los 7 años. Al tratarse de un caso grave y prematuro, los científicos se focalizaron en la causa genética y partieron de la hipótesis de que quizá se trataba de una sola mutación.
Al analizar el genoma, se halló una variante del gen TLR7 como posible causante de la enfermedad. Esta variante produce una proteína que tiene afinidad por ciertas moléculas que la inactivan y, como consecuencia, se produce la manifestación de la enfermedad. En el laboratorio, se utilizó una técnica de edición genética llamada CRISPR que se caracteriza por introducir el gen defectuoso causante de la enfermedad en las células de ratones, observando a continuación si éstos desarrollaban la sintomatología. Los resultados mostraban que la introducción de este gen era suficiente para que el proceso se produjera.
El 90% de las personas afectadas por lupus son mujeres. La implicación de este gen puede ayudar a explicar el porqué. El gen TLR7 se encuentra en el cromosoma X y las mujeres tienen dos copias, mientras que los hombres sólo tienen una y las probabilidades de tener la enfermedad son mucho menores. En las mujeres, una de las copias está inactiva, pero en la zona del cromosoma donde se encuentra el gen, el silenciamiento es parcial. Por tanto, hay mujeres que pueden tener dos copias con el gen funcional. Si éste está mutado, existen más posibilidades de aparición de la enfermedad.
La identificación de este gen y la relación causal con el lupus abre camino en busca de tratamientos dirigidos al gen TLR7 y por tanto a una posible curación. Además, estos tratamientos también se podrían aplicar en enfermedades incluidas en la misma familia del lupus como artritis reumatoide y la dermatomiositis, -una enfermedad muscular que provoca inflamación y erupción en la piel-.