Los anticoagulantes orales han contribuido a disminuir la mortalidad en la población evitando el riesgo de tener una trombosis. Los anticoagulantes se utilizan para evitar la formación de coágulos en la sangre que alteren el flujo sanguíneo y que incrementen la posibilidad de tener un trombo. Si este coágulo o trombo se produce dentro de los vasos sanguíneos, los puede obstruir e impedir el suministro de sangre y de oxígeno a los tejidos de alrededor. La coagulación de la sangre, no obstante, es un mecanismo necesario para evitar que una pequeña herida provoque una gran pérdida de sangre.
Por eso, es importante tomar los anticoagulantes de manera correcta y seguir las indicaciones de los profesionales sanitarios. Las alteraciones en el mecanismo de acción de estos fármacos pueden producir un efecto demasiado potente, provocando sangrados con consecuencias importantes para la salud, o demasiado débil, no siendo suficiente para evitar el trombo.
La alimentación afecta a los medicamentos anticoagulantes
Los anticoagulantes orales clásicos, como lo Sintrom, tienen un efecto sobre la acción de la vitamina K. Esta vitamina es un componente de la dieta esencial para la coagulación. A partir de esta vitamina, se identificaron y produjeron otras moléculas de estructura similar pero que tenían una acción contraria, la anticoagulante, como son la warfarina o el acenocumarol (Sintrom). Estos fármacos actúan inhibiendo la acción de la vitamina K.
La alimentación puede afectar a la actividad de estos anticoagulantes, sobre todo si la cantidad de vitamina K ingerida varía de manera considerable. Para evitar estas alteraciones en la actuación de estos anticoagulantes es muy importante que la ingesta de alimentos con vitamina K sea lo más regular posible.
Los alimentos ricos en vitamina K son:
- Verduras de hoja verde como espinacas, perejil, lechuga, etc.
- Otros vegetales como coliflor, espárragos, guisantes, coles de Bruselas, brócoli, nabos, garbanzos, aguacate, kiwi, pomelo, pasas, higos, uva y ciruelas.
- Vísceras como el hígado.
- Productos vegetales fermentados como el chucrut, el kimchi o los pepinillos en vinagre.
También existen otros productos que tienen un contenido moderado de vitamina K como:
- Algunas plantas como el ginseng y lo ginkgo biloba, que pueden alterar los tiempos de coagulación.
- Algunas carnes procesadas y curadas como el jamón, las salchichas, la longaniza, el fuet, la mortadela, el beicon, el chorizo o el paté.
- Algunas conservas de pescado como el atún en lata, las sardinas en aceite, el surimi y el salmón ahumado.
- Las infusiones con regaliz.
- La salsa de soja.
Alimentos recomendados si se toman anticoagulantes
Por otro lado, los alimentos y recomendaciones dietéticas que se aconsejan consumir sin peligro de afectar a la medicación anticoagulante son:
- Los alimentos de origen animal, puesto que no suelen contener grandes cantidades de vitamina K, excepto las vísceras como el hígado.
- El aceite de oliva virgen, que a pesar de ser el que mayor contenido de vitamina K tiene, es el más saludable y su contribución de vitamina no influye sobre los niveles del anticoagulante.
- Los lácteos desnatados puesto que no contienen cantidades importantes de vitamina K.
- Consumir al menos tres piezas de fruta al día (a excepción del kiwi), y 30 gramos de frutos secos dos veces por semana.
- Tomar legumbres dos o tres veces por semana.
- Se puede incorporar en el grupo de cereales: pan (mejor si es integral), arroz, pasta, patatas y similares.
- Los condimentos como el ajo, la sal, el vinagre, la mostaza, el chile y la pimienta roja son fuente de vitamina K, pero como se consumen en pequeñas cantidades, no contribuyen de manera importante al total de vitamina K ingerida.
Además de afectar a la coagulación, la vitamina K es muy importante en la regulación del calcio de los huesos y para evitar la calcificación de las arterias. Además, es importante para la función correcta del sistema inmunitario. Por lo tanto, el mantenimiento de una dieta variada y estable en su contenido de vitamina K ayuda a estabilizar el efecto de los medicamentos anticoagulantes y permite usar la vitamina K para sus otras funciones.
Los anticoagulantes han contribuido a disminuir la mortalidad de la población. A pesar de esto, su efecto es diferente entre pacientes y está afectado por la dieta. Esto hace que se puedan producir situaciones en las que el efecto anticoagulante cambie. Para mantenerlo estable y evitar posibles sangrados, es importante seguir las recomendaciones de los profesionales sanitarios para hacer un buen uso y conseguir el efecto deseado, sobre todo si actúan sobre la vitamina K.
Información documentada por:
Dr. Pablo García De Frutos, grupo de investigación de Hemoterapia-hemostasia del Clínic- IDIBAPS.